A veces uno se
pregunta por qué a uno le pasa tantas cosas, si tan solo quiero amar y ser
amado, aunque el amor engaña y te muestra primero una ilusión, que es capaz de
solo mostrarte lo que tú quieres ver y no lo que realmente tienes en frente,
cuando te das cuenta que te equivocaste, te sientes como el peor tonto.
Ya les había contado
un poco de mi historia con Pedro en el penal, aunque aun no les conté como le
dije que tenía VIH, también les conté como mi padre llego a enterarse que tenia
este virus y por cosas del destino termine siendo hospitalizado. Tal vez si mi
papá no se enteraba antes de que tenia VIH, tal vez ya estuviera en el otro
mundo, a pesar de su forma de ser mi padre ha sido el único que me dado la
fuerza y el apoyo para que en mi hospitalización pueda recuperarme y hoy este contándoles
muchas cosas sobre mí.
Cuando era niño
recuerdo que también había sido hospitalizado en varias ocasiones, porque había
nacido con la vesícula perezosa pero esos recuerdos eran algo vagos, lo mas
recuerdo es que en mi habitación había un chico sin pelo muy sonriente que
siempre estaba dispuesto a jugar conmigo pero un día sin más nunca lo volví a
ver, creo que padecía de cáncer, ahora volver a estar echado en una cama del
hospital solo y siendo inyectado todos los días, en verdad me entristecían,
hasta me dolía estar echado, comiendo por necesidad y no por hambre o placer
nos hace sentir tan vulnerables.
En el hospital vencí el rechazo que uno mismo se
tiene por ser VIH+
Recuerdo que después
de 2 días de estar en emergencia, me llevaron a internar en el área de
infectologia, era de noche no prendieron las luces de la habitación, mi padre
llego solo para dejarme medicinas y se fue, no dormí porque vi que tenía como
compañeros a 2 pacientes un VIH en fase terminal y uno que tenía otra cosa que
pensaban que era tuberculosis pero era otra cosa, al ver a mis compañeros de
cuarto tenía mucho miedo y sentía rechazo por que tenía miedo del paciente en
fase terminal, no podía dejar de pensar en que así iba a terminar mi vida ese día,
el miedo me invadía y lloraba, tan solo estaba un par de días en el hospital
pero ya extrañaba el mundo exterior.
Extrañaba mi
cama, mi privacidad, no tenía fuerzas ni para ponerme de pie, me sentía un inútil,
porque a mí me estaban pasando esas cosas, si nunca hice mal a nadie, si amo
vivir y otros que no les importa su vida la derrochan, estaba molesto, y cuando
el otro paciente me miraba solo volteaba a ver la ventana, tenía miedo de verlo,
tenía miedo de verme así en un futuro no muy lejano, el primer día en esa habitación no quise ni comer, veía la
comida y me daba asco, pero fue cuando mi papá llego y me dijo que tenía que
comer si quiera vivir sino moriré porque mi anemia era severa y solo dependía de
mi si vivía.
Conocer al
paciente en fase terminal que apenas podía hablar digamos que me ayudo mucho a
romper mis miedo, si bien es cierto sentía miedo de estar como él, en ese
momento toda la fuerza que había llegado a adquirir y todas las esperanzas que
tenia sobre una vida futura se me estaban desvaneciendo y lloraba, lloraba con
ganas de volver a ver a mi madre, de que este conmigo, que me abrazara y me
cuidara, pero no era posible, ella no está al tanto de mi condición creo que le
causaría mucho daño si se entera, es mejor que este en otra ciudad.
Pero como les decía,
conocerlo me ayudo a enfrentar mi miedo a ser VIH, ese rechazo que yo sentí al
estar cerca de él, era el mismo rechazo que tenían las personas que decían que querían
estar conmigo pero al saber de mi condición se alejaban. Ese rechazo que mi propio padre me mostraba
cada vez que me visitaba solo me compraba lo que necesitaba y se iba, me decía que
tenía muchas cosas que hacer, pero bueno tenia a acostumbrarme a estar solo,
mis únicas compañías iban a ser mis 2 compañeros y Dios.
Me di cuenta como
las enfermeras trataban al paciente en fase terminal, como lo bañaban, no eran
malas, pero el necesitaba muchas atenciones y no siempre estaban para él, su
visita de él era su media hermana, una chica de 30 años aproximada mente,
testigo de Jehová, que me conto todo acerca de su hermano, poco a poco le fui
perdiendo miedo a él, me pude dar cuenta de su mirada, esa mirada que yo tenía
de sentirse solo.
En ocasiones lo
trataba de ayudar a comer, o levantándole la cama o alcanzándole algo que él quería,
ponía mi celular en radio para que los 3 escucháramos, y desde mi celular
paraba conectado en facebook, era la única manera de saber lo que pasaba
afuera, era la única manera de seguir en contacto con mis amigos que no sabían lo
que tenia.
Por las mañanas salía
a caminar por el patio y observaba a los demás pacientes, habían algunos gay
muy afeminados me miraban caminar y creo que trataban de hacerme el habla, pero
yo miraba mas a los doctores que por cierto estaban más buenos y luego
preguntaba a la vigilante quienes eran jajaja, creo que nunca dejare de ser
coqueto, mientras caminaba por los alrededores siempre ponía música a alto
volumen.
Trataba de ser
alegre, mostrar una sonrisa, pero por dentro estaba triste, solo y solo quería que
alguien me abrazara, a veces miraba por la ventana y quería huir del hospital,
hasta que en esos días por eso misma ventana pude ver un par de loritos, que se
pusieron a cantar y me llega un mensaje al celular era Pedro, preguntadme por
que no había ido a verlo.
Le dije que había
sido hospitalizado de emergencia por estar con anemia y que estaba muy grave, además
después de lo que me dijo no tendría por qué volver, el me pidió disculpas,
solo quería que reaccionara, que no quería que yo hiciera todo lo que él me decía,
quería ver si tenía carácter, pero que si me quería y que me necesitaba, que
extrañaba conversar conmigo, que le extrañaba hacerme suyo y que no quería perderme,
a lo que le dije, que no sabía cuánto tiempo iba estar encerrado, que en cierta
forma entendía como él se sentía en la cárcel, la soledad es un plato de mal
sabor que nadie lo debería probar, pero a veces la vida nos obliga a tragárnosla,
extrañaba también a Pedro y por medio de sus mensajes al menos me sentía querido,
deseado he importante, creo que él sentía lo mismo.
Por medio de
mensajes trataba de decirle que el doctor me había detectado algo en la sangre
y que tenía miedo a que fuera grave, tenía miedo de tener una ITS, solo me dijo
que no tenga miedo que debía ser valiente y que no estaba solo, que él siempre
me iba a querer.
No sabía si lo
que me decía era verdad o no, pero me aferraba a esa idea para poder recuperar
mis ganas de vivir, para poder salir del hospital y para dejar de lamentarme
por tener VIH. Ahora que mi familia sabia mi estado sabía que no me verían igual,
si antes no les molestaba estaba seguro que ahora me iban a detestar.
Así que solo dependía
de mi para levantarme y volver a esa casa y también volver al penal en busca de
Pedro.